Según declaraciones publicadas en el rotativo La Vanguardia el domingo 26 de noviembre, Puigdemont, ahora, aborrece la Unión Europea y considera que sus naciones son anticuadas por no decir obsoletas. Y que el proyecto que él tiene en mente sobre Cataluña puede estar fuera de este círculo de amargados que no saben ni adónde van. Puigdemont es el gran líder carismático del siglo XXI para los pequeñitos de Cataluña. Puigdemont puede ofrecerles, con toda seguridad, un futuro de esplendor que nadie puede atisbar ni de lejos. Puigdemont es un nuevo sacerdote rey, por no decir un rey divino. Él se lo cree y también los que le siguen a ciegas.
Puigdemont, sin embargo, para otros es como la zorra del cuento. Recordémoslo y podremos comprobar a ciencia cierta el alto ingenio de este estadista.
Puigdemont cuando vio fracasar el intento de golpe de estado, del 1 de octubre pasado, buscó refugio en Bruselas, sede de las instituciones europeas —esto es, de la Unión Europea—, al objeto de encontrar cobijo y, en especial, aliados de cara a su empeño secesionista. En otras palabras, vio que Bruselas era unas uvas apetitosas y que él, cual zorra avispada, podía alcanzarlas con facilidad.
Sin embargo, en Bruselas hay gente más preparada y sabe las consecuencias —un gran terremoto político— si se daba cuerda al intento de independencia catalana. Las internas estructuras europeas se pusieron sobre aviso y no hubo ningún país que cediese a estas pretensiones que podían llevar a la Unión a una auténtica debacle. En suma, la Unión Europea, esta vez sí, explicitó su apoyo al gobierno legal de España y se puso de espaldas a las pretensiones de Puigdemont y de sus criaturas adecuadamente adoctrinadas.
Por ello, nuestro insólito líder catalán, poco leído por lo que se ve, ha caído en la trampa de representar la fábula de Esopo, la de la zorra y las uvas. Ahora nos dice que la UE, la Unión Europea, son un grupo de países decadentes y obsoletos. Que las uvas europeas están verdes. ¡Es un genio!
Lástima que Esopo, que vivió entre los siglos VII y VI antes de Cristo, ya conoció este tipo de conducta y la clavó en una de sus fábulas. Fábulas que por cierto se editan muy a menudo y que fácilmente llegan a manos de los críos.
Por lo que se ve, Puigdemont, el gran líder histórico de Cataluña, ni en su niñez tuvo tiempo para leer cosas de esas. Su mente estaba en otros asuntos, que para nosotros mortales, no podemos ni vislumbrar. Hay quien dice que estaba intentando conectar con alienígenas para que le ayudaran en la ardua tarea de una Cataluña independiente.
ANTONI ALBERT (a.k.a @carlesdijous)
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